martes, 22 de diciembre de 2009

Entendiendo la Maravilla del Ser de Dios

Llegó un nuevo lunes y junto con este una nueva reunión de UNO, que poco a poco se convierte no sólo en un grupo de cristianos que se reúnen con un sueño en común, sino un grupo de hermanos-amigos que conforman una comunidad de fe, que pretende, por medio de la predicación del evangelio, sumar a aquellas personas que el Señor ya ha elegido y que en su voluntad perfecta espera que nosotros podamos abrazar.

Como de costumbre, compartimos nuestras peticiones de oración y oramos unos por los otros. Esta vez, llenos de gozo, pudimos agradecerle al Señor por los trece años de Matrimonio de Andrés y Vicky y el éxito académico de Jonathan Morales, y también unirnos en oración por aquellas cosas difíciles que nos toca enfrentar.

La palabra que compartimos esta vez estuvo a cargo de Jonathan, impulsor de UNO, quién nos entregó una lectura interesante sobre la conocida parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32), haciendo hincapié no sólo en el hijo menor de la historia, sino también en el hijo mayor, muchas veces tan olvidado por nosotros.

Entendimos que así como existen hijos del Señor que se encuentran aún perdidos en el mundo (hijo menor), también podemos ver que existen hijos de Dios perdidos al interior de la iglesias (hijo mayor), pues cuando miramos al Señor sólo como un padre proveedor que espera de nosotros ciertas conductas para bendecirnos, nos estamos perdiendo la oportunidad de entender la maravilla del Ser de Dios y lo que significa vivir una relación con Él basada no en aquello que nos da, sino en lo que Él es. Habacuc expresa muy bien esto al afirmar “Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales. Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:17-18)

Hacia una realidad comunitaria

Dios es el hábitat del universo, de todo lo creado. "En Él somos, nos movemos y existimos" (Hechos 17.28). Nuestra existencia encuentra su propósito en reflejar Su gloria y Su carácter y fuera de Su Ser perfecto y sublime, sólo hay deterioro, corrupción y muerte.

Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo ¡la realidad última es comunitaria! La realidad última es amor, vive en la eterna delicia de la entrega de sí mismo por el otro. Dios se glorifica a sí mismo no como un Dios unitario, egoísta y ególatra como Allah. El Padre se deleita en exaltar al Hijo, el Hijo se deleita en glorificar al Padre, el Espíritu se deleita en proclamar y mostrar a todos la gloria del Hijo y del Padre.

Comunidad es la realidad para la cual fuimos creados y en la cual nuestra vida cobra su pleno sentido y encuentra su más completa realización. Por eso, a pesar de todo deterioro que ha traído el pecado (como el egoísmo y el individualismo), no dejamos de buscar al otro, de querer darnos, de ser parte de una comunidad que la da sentido a nuestra forma de ver el mundo. "Así actuamos en mi familia", "así somos los chilenos", "así crecimos y aprendimos en nuestra ciudad"... ¡nuestra identidad es comunitaria! Sólo en la comunidad existe una visión del mundo. En esta comunidad, donde la pasión y la comunión verdadera con el Dios Trino nos impulsa y nos arrastra placenteramente hacia la comunión con otros (1Juan 4.7-8), hacia la pasión por nuestra esposa e hijos y hacia la amistad, la compasión y la entrega con otros y otras que, precisamente porque son distintos, celebramos la diferencia en una comunidad plural como la misma Trinidad. "Ningún hombre es una isla".

Por eso, comunidad es cómo conocemos la realidad también. La comunidad es el principio epistemológico por excelencia. No somos individuos poseedores de una racionalidad infinita, omnicomprensiva y autónoma. El único dueño, poseedor, creador de la realidad creada y quien es la misma realidad última es Dios. Sólo el Omnisciente Dios Trino conoce con conocimiento perfecto, completo, objetivo y sólo en Él está el conocimiento cierto y seguro. En la comunión con Él, a través de la única (y suficiente) forma que le podemos conocer: Su Palabra, está la visión del mundo que necesitamos para vivir en él. No conocemos el mundo como si fuéramos sujetos poseedores de un orgáno omnicomprensivo (llamado "razón") que es capaz de aprehender el mundo y su esencia por sí mismos de forma "directa y objetiva", a fin de controlar y predecir. Conocimiento es más que eso.

El conocimiento verdadero sólo existe en la comunión con Dios. Sólo bajo la delicia de amar y ser amados, adorando a Dios, dispuestos a dejarnos moldear como una caricia por la hermenéutica que Dios ha hecho del mundo, podemos nosotros interpretarlo, desentrañar sus misterios y conocerlo, no para poseerlo, dominarlo, controlarlo sino para deleitarnos en la gloria que Dios ha impreso en él, dejando que Su gloria en nosotros, a la vez, nos impulse a trasformar el mundo y desarrollar el potencial del orden creado en amor, como Dios mismo lo ha hecho con nosotros.

Por esto y mucho más: "la realidad es comunitaria" y la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es la Nueva Comunidad en un mundo caído, la verdadera Comunidad de la Nueva Creación que ya está presente en la creación antigua con el soplo de Dios en su seno, impulsándole a llevar Nueva Vida.

La Iglesia es más que una institución; la institución es la cáscara. La Iglesia es una comunidad cuyo centro y aliento es el Dios Comunitario que da vida por el Evangelio donde hay muerte, que da sentido y propósito donde hay nihilismo, que llena los espacios ociosos de las grandes ciudades con adoración al único y sabio Dios, que trae graffittis llenos de los colores de la Nueva Creación a las grises murallas de los sitios eriazos, que tatúa los brazos, los cuellos y las pantorrillas con la sangre del Cordero, que denuncia con guitarras distorcionadas al pecado y expulsa, con un grito como rugido de León, las injusticias de un mundo que yace bajo el maligno. La Iglesia trae rimas hip-hoperas que llenan de esperanza los corazones en situación de calle, da el pan integral (hecho con harina del cielo y de la tierra) a los hambrientos, e inunda las calles con la fiesta del Reino de Dios, llenando de payasos, malabaristas, batucadas y de teatro callejero los oscuros paseos peatonales llenos de ternos grises y negros. La Iglesia vuelve a plantar árboles cálidos y verdes donde había sólo frío concreto, arborizando con la Nueva Creación este mundo caído.

Mientras mayor y más profunda sea la comprensión de que la realidad es comunitaria, mayor será la osadía de la iglesia para que en nuestras ciudades vuelva a brillar la gloria del Dios Todopoderoso.

jueves, 3 de diciembre de 2009

No es la iglesia la que tiene una misión, sino la misión la que tiene una iglesia

Oración y exhortación de la palabra del Señor fue la tónica de nuestra reunión como ya es costumbre cada lunes a las 19:30 hrs. Esta vez, compartimos Hechos 17:16 y reflexionamos sobre el sentir de Pablo al ver Atenas entregada a la Idolatría, y la pregunta que nos hicimos fue ¿Nos dolemos nosotros también al ver la ciudad que nos rodea del mismo modo? Y la respuesta es que sin duda al emprender juntos un proyecto como Uno no sólo compartimos una preocupación, también albergamos un deseo de redención para nuestra ciudad.

También, oramos por nuestro fortalecimiento como grupo y por las personas que han de venir; discutimos sobre nuestra visión, que será nuestra guía en todas las tareas que desarrollaremos, concluyendo que quizás la premisa más importante a la hora de concebirla, tal como señaló Jonathan Muñoz al interpretar el pensamiento de David Bosch, es que “…no es la iglesia la que tiene una misión, sino la misión la que tiene una iglesia”.

Uno de los temas clave que conversamos este lunes 30 fue el de pensar que el proyecto UNO no consiste tanto en plantar una iglesia, sino de generar un movimiento, un movimiento que evangelice personas que serán re-dirigas a iglesias ya existentes, pero también un movimiento que buscará alcanzar grupo culturales no-alcanzados de la ciudad de Santiago y que, para tal, tendrá que organizar y formar comunidades insertas dentro de la cultura y predicando con fidelidad y relevancia el Evangelio a esos grupos y sub-grupos de Santiago... o sea, plantar iglesias (más bien en plural que en singular) también es parte de la proyección de UNO.

Además, decidimos a los responsables de las áreas que identificamos como las primordiales para empezar a funcionar como un equipo articulado eficientemente, eligiendo a César Pino, como encargado de la oración; Ivonne Díaz, encargada de comida y aseo; Jonathan Morales y Patricio Osorio, encargados de secretaría; Daniela Sánchez,encargada de tesorería; y los encargados de la alabanza aún están pendientes.

Y al finalizar nuestra reunión, decidimos que sería bueno aprovechar el martes 8 de Diciembre (feriado) para hacer un mini retiro urbano, de seguro ya todos tenemos los detalles en nuestros emails, así que es momento para organizarse y decidir pasar un grato momento en comunidad.

Uno se prepara para el trabajo misionero en Santiago


El 16 de noviembre como de costumbre nos reunimos a las 19:30 hrs, aunque esta vez lo hicimos en un lugar distinto, motivados por el título “Prepararse para la Batalla” de la charla que dictaría el misionero y misiólogo Neal Pirolo. Llegamos hasta el lugar del acontecimiento con muchas expectativas y armados de cuadernos y lápices para tomar nota de todo lo que este hombre tenía que compartir con nosotros, que por gracia de nuestro Señor resultó de mucha bendición para los que tuvimos la oportunidad de estar presente.

Reflexionar sobre aquello que hace complicado el trabajo misionero, pero al mismo tiempo enaltecer el poder de Dios al concluir que revestidos de su armadura podemos cubrir todos los frentes, significó desprenderse de la idea romántica de comenzar un trabajo misionero y entender se requiere mucho más que valentía para hacer frente a esta batalla.

Basado en el libro de Efesios, Pirolo se detuvo analizar las implicancias y el significado que tiene la armadura de Dios en nuestras vidas y quizás lo que más resonancia tuvo entre quiénes lo escuchábamos, (que intentábamos traducir con más o menos éxito cada idea expresada) tal como señaló Jonathan, fue la idea sobre el revestimiento de la coraza de Justicia (Efesios 6:14), la que en palabras del misionero Neal implica relaciones sanas de amor no sólo con Dios, sino también con nuestro prójimo. Esta Coraza de justicia implica ir a la batalla por las almas perdidas con corazones sin rencor ni aires de superioridad sobre otros hermanos, sino llenos de amor y perdón. Esto nos permitirá estar firmes antes los dardos de fuego del maligno.