La reunión de este 22 de marzo, sin duda tuvo un sabor especial, y no fue precisamente por los bebestibles y las cosas ricas para comer que compartimos, sino por una cuestión mucho más profunda. Este lunes al mirarnos, no sólo veíamos un buen hermano, una esposa, un posible buen amigo, una hermana amada, sino que podíamos reconocernos como compañeros de la tarea misionera que hemos soñado y anhelado como equipo. Nos hacemos cargo en conjunto del mandato bíblico y tomados de las manos vamos caminando hacia el desierto, “tal como Felipe lo hizo, él no sabía con lo que se iba a encontrar, sin embargo obedeció”, nos exhorta Cesar Pino, seminarista y miembro del equipo UNO, en la reflexión bíblica de Hechos 8:26-40, que secundó al momento de alabanza, con el que iniciamos la reunión.
Luego, guiados por el Rev. Jonathan Muñoz, plantador de UNO, analizamos juntos el primer capítulo del libro “Dios Pródigo” de Timothy Keller. Compartiendo diferentes miradas y apreciaciones sobre nuestra forma de vivir el cristianismo, aceptando defectos, planteando interrogantes, especulando posibles respuestas, y manifestando nuestra sorpresa frente a algunos planteamientos del autor, fuimos construyendo nuestra perspectiva de lo que significa ser un hermano mayor, hermano menor y por supuesto entendiendo más del ser de Dios, reflejado en este padre amoroso de “la parábola de los dos hijos” como el autor certeramente prefiere llamar a la parábola, que desde hace mucho tiempo conocemos como “la parábola del hijo pródigo”. LA PRÓXIMA SEMANA ESPERAMOS PROFUNDIZAR MÁS NUESTRO APRENDIZAJE AL ANALIZAR LOS CAPÍTULOS DOS Y TRES. También, Laura, Daniela y Andres oraron al Señor por las personas que Dios a través de UNO ya ha decidido alcanzar, pidiéndole, sabiduría, desplante, y mucho amor para acogerlos y hablarles acerca de Él, su palabra y su inmenso amor.
Más tarde, nos alegramos de recibir a Pamela Navarro, que si bien nos visitaba por primera vez ya estaba decidida a ser parte de nuestro equipo, y también a Andres Guzmán, quien tras conocer el proyecto en nuestra reunión anterior no quiso perderse la oportunidad de sumarse a este anhelo de hacer nuestra visión [que en el Santiago urbano emerjan congregaciones que, por el poder de la gracia de Dios en el Evangelio, viven una restauración integral de sus corazones en adoración al Padre, vidas comunitarias de amor en Cristo y cumpliendo su llamado en la plenitud del Espíritu Santo] una realidad en medio de nuestra ciudad.
Para finalizar nuestra reunión, nos tomamos de las manos formando un círculo, inclinamos nuestras cabezas y oramos a Nuestro Dios para agradecerle solamente, para decirle lo felices y gozosos que nos hace sentir que Él forme parte de nuestra vida, por entregar a su hijo para que muriera por nosotros miserables pecadores que no lo merecíamos en absoluto; decirle GRACIAS PORQUE TÚ ESTÁS CON NOSOTROS Y NO NECESITAMOS NADA MÁS.