lunes, 25 de octubre de 2010

PASTOR, ¿QUÉ ES "CAER CON ESTILO"?

Los pastores tenemos algunas frases crípticas para referirnos a cosas que nos hacen mucho sentido a nosotros, pero que a otros pueden parecer un tanto herméticas. Son frases o palabras que nos dan status y nos hacen sentir importantes.

Tal es el caso de "kenosis", "unión hipostática", "supralapsarianismo", "monergismo", etc.


Por estos días, tratando de sobre-compensar mi complejo de inferioridad, me inventé un nuevo término teológico: "no volamos... ¡caemos con estilo!". Es cierto: la frase no es mía, pero me quiero adjudicar el copyright (o copyleft, si prefieren) del uso de la frase y guiarlos a través de una parábola.


Les refresco la memoria:


En Toy Story, Buzz Lightyear era este tipo medio fanfarrón y pasa'o de rollos. Él realmente se juraba que venía del espacio, tenía un láser en su brazo y ese tipo de cosas. Para demostrar que sabe volar, al inicio de la película Buzz cierra los ojos y se lanza hacia el vacío, cae sobre otros juguetes y, sin quererlo, termina medio que volando y cayendo parado de puro chiripazo. Ante esto, el celoso Woody le dice: "eso no es volar... ¡sólo caíste con estilo!"


Ya hacia el final de la peli, Buzz se dio cuenta que no es sino otro juguete más, como sus amigos, y cuando, por fin va planeando de verdad desde las alturas, su (ahora) amigo Woody le dice "Buzz, ¡estás volando!", a lo que Buzz responde: "No Woody, ¡sólo estoy cayendo con estilo!".


Todo plantador de iglesias tiende a tener un poco de Buzz Lightyear... hay que creerse un poco el cuento de que uno viene como de otro planeta. Hay que hacer un test que prueba tus capacidades sobrehumanas y pasar por un entrenamiento que es como láser en los brazos. Pero, de a poco, a medida que vas dejando la teoría y vas entrando a la realidad, te vas sintiendo más y más vulnerable, como un juguete recién sacado de una caja... ¡qué decepción puede ser ese momento cuando entras a la tienda de juguetes y te das cuenta de que hay un pasillo lleno de otros miles como tú metidos en una caja! Y que, probablemente, ya hay nuevos modelos con más accesorios, más brillantes y todo eso. Ser plantador no es ser tan especial después de todo... tu láser no es más que una lucecita led roja, tus controles son un autoadhesivo pegado, tu casco no te protege del peligroso aire del campo misionero y, en fin... tarde o temprano te das cuenta que no puedes volar.


Pero justo en ese momento donde también Dios nos muestra los verdaderos tesoros: amigos, colaboradores, gente que se la juega con uno y por uno. Un equipo de gente capaz de ensuciarse las manos y hacer lo que nunca había pensado que estarían dispuestos a hacer con tal de sacar adelante el proyecto.  Amigos que oran por uno, que, a pesar de la distancia, están al tanto de los avances, golpes y retrocesos y están siempre dispuestos a dar un consejo, elevar una plegaria, prestar o regalar un libro o un material de discipulado. Pero por detrás de todo esto está lo más importante: el soplo del Espíritu de Dios, el viento que nos lleva hacia donde Él quiere, no hacia dónde los libros, los manuales y las conferencias prometen, sino hacia donde Él, soberanamente, quiere. Y cuando por fin aterrices donde el viento de Dios te quiere llevar, te puedes ganar los aplausos o los reproches de la gente... pero eso poco importa para quien ya ganó todo el favor y el reconocimiento que podía desear: en la gracia y el amor escandalosamente incondicional de Dios en Cristo.


Para algunos iglesia UNO ya es una herejía viviente: con un plantador a tiempo parcial que no pasó ni por el assesment ni por un entrenamiento de plantación; no tiene más mentores que sus amigos que también están plantando, los libros y las conferencias por internet; llevan adelante un proyecto que no levantó recursos a través de alianzas estratégicas en el extranjero; UNO no arrienda el teatro más cool de la ciudad sino el templo más gris, etc. etc. Pero no lo hacemos a propósito... nuestro plantador lo que más quiere es hacer un assesment lo antes posible, sólo que no ha tenido la oportunidad ¡porque en Chile no lo hace nadie! No tenemos dudas de las incomparables ventajas de contar con un plantador a tiempo completo, sólo que pensamos que uno a tiempo parcial es mejor que ninguno... no queremos provocar a nadie ni creernos mejores que nadie. Simplemente, junto con el equipo plantador, hemos decidido que es tiempo de cerrar los ojos y lanzarnos. "La mies es mucha, mas los obreros pocos"... ¿les suena esa frase? 


Nuestras técnicas y estrategias son pobres... ¡el data, el telón y la guitarra son prestados! El único aporte externo que recibimos es una pequeña cantidad mensual de un Presbiterio que nietzscheanamente decidió jugársela por nosotros y ¡pucha que estamos agradecidos!... aunque más de la mitad de los que aprobaron en la asamblea no tenían idea de qué estaban aprobando.

Nos da un tantito de rabia y hacemos bromas sarcásticas acerca de quienes hablan, como disco rayado, de "hacer las cosas con excelencia para el Señor" probablemente más por envidia (porque no tenemos los recursos para alcanzar esa "excelencia") que por una razón de peso teológica. Esta es la verdad: no somos un gran equipo, somos pecadores, no tenemos grandes recursos, no manejamos todos los manuales y sólo tenemos como mapa la orden de Cristo: "hagan discípulos de todos los grupos y sub-grupos de personas" y, de vez en cuando nos detenemos a mirar el libro de los Hechos para luego, rápidamente, ponernos en marcha. 


Es verdad: no volamos... no tenemos láser en los brazos... el casco no nos protege de nada y hay miles de otros iguales y mejores que nosotros... pero, por la gracia de Dios y la guía del Espíritu, nuestro anhelo es: ¡CAER CON ESTILO!