miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Qué tipo de iglesia es UNO?


Estimados amigos, Tim Chester, un tipo reformado, pastor de una de las iglesias que más crece en Inglaterra llamada The Crowded House y autor de un libro que está revolucionando el ministerio de muchas iglesias, llamado Total Church, dijo en cierta ocasión algo que me impactó y me dejó, simplemente, sin palabras y con una llama en mi corazón ("que así sea UNO" clamé en mi interior). Aquí les comparto sus breves, pero impactantes palabras:


"Para muchos cristianos, la iglesia es un evento. Una reunión a la que asistes o un lugar en el que entras. Las iglesias puede que hablen de ser una familia, pero la mayoría de sus recursos van a parar al evento que tiene lugar el domingo. Adquirir un edificio. Preparar el sermón. Producir el boletín. Poner a punto el local con luz y sonido. Planificar el “show”. Los ensayos del grupo de alabanza. Es allí donde invertimos el dinero de la iglesia y el tiempo de las personas implicadas. Hablamos de ser familia y comunidad, pero cuando miras el uso que hacemos de nuestro tiempo y nuestro dinero, resulta evidente que vemos la iglesia como un evento.

A menudo la gente me pregunta sobre nuestras reuniones. ‘¿Cuando os reunís? ¿Dónde? ¿Qué hacéis cuando os reunís? Pero si haces este tipo de preguntas, no has acabado de entender nada. No estamos promoviendo una nueva manera de hacer reuniones. De hecho, nuestras reuniones no son las mejores reuniones. La música no es muy buena y la enseñanza nada fuera de lo normal. Lo importante es compartir nuestras vidas: viviendo con la intención de que el evangelio afecte lo cotidiano de nuestras vidas.

La iglesia nunca superará el show que nos ofrece la TV y los vídeos musicales. Pero no hay nada que se pueda igualar a la vida en comunidad de la iglesia. En ningún otro lugar encuentras junta gente tan diversa. En ningún otro lugar la gente que esta rota encuentra un hogar. No existe ningún otro sitio donde se experimente la gracia. No existe ningún otro lugar donde Dios esté presente por medio de su Espíritu."


¡Que la visión encienda los corazones de todos!


La historia que debemos contar en UNO


Creación, Caída y Redención son los tres elementos que constituyen la esencia del relato bíblico. Este relato es una historia maravillosa que nos habla de un Dios que amó y ama Su creación. Es la historia de un Dios que ha tomado la iniciativa de dar vida, gozo y deleite a los hombres y mujeres, que decidió revelarse a ellos, que les dio un jardín para cuidar y una misión que cumplir a través de la diversidad de vocaciones. Es la historia de la iniciativa divina de ir a buscar a una humanidad ingrata, desobediente, necia y auto-destructiva. Es la historia de Dios interrumpiendo constantemente el camino de traidores en fuga con el fin de revelarles una promesa, de relacionarse, de establecer con ellos pacto y de caminar a su lado. Es la historia de Dios dando segundas, terceras, cuartas y enésimas oportunidades a un pueblo rebelde y duro. Es la historia de un Dios que nos da salvación gratuita en el más horrendo y cruel sacrificio de la historia: el de Su propio Hijo. Es la historia de la justicia de Dios que se revela para salvación, al declarar justos y sin mancha a impíos y pecadores. Es la historia del poder de Dios que resucitó a su Hijo al tercer día, que venció la muerte y que dio, en el Espíritu Santo, ese mismo poder a sus hijos adoptados con el fin de que destruyan día tras día el poder del pecado en sus propias vidas, en sus comunidades, en sus barrios, en sus ciudades y en este mundo que agoniza. Es la historia de un nuevo mundo, restaurado, sanado, re-creado que se goza y se deleita eternamente bajo el gobierno justo y amoroso del Rey de reyes y Señor de señores. Es la historia de un Dios que está allí y que no está callado… en fin: ¡es la historia de Dios!

Dios nos invita a ser parte de esta historia, comenzando hoy mismo: arrepintámonos de los ídolos de una cosmovisión antropocéntrica, renovemos nuestra mente (Rom 12.1-3) conforme a Su Palabra, sometamos todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2ª Co 10.3-5) y no temamos aplicar, llevando valientemente a la práctica diaria de nuestros estudios, nuestros valores, nuestros oficios, nuestros trabajos y nuestros campos de especialización la consistencia de una Cosmovisión Bíblica, genuinamente fundamentada en la Escritura, fruto de un corazón lleno de adoración y pasión por Dios y proactiva en la transformación integral de este mundo para la gloria del Padre en Cristo por el poder del Espíritu.

miércoles, 19 de mayo de 2010

UNO: Creciendo en amor, comunión y conocimiento de la Palabra de Dios



















Avanza el año y junto con éste nuestro estudio y preparación para lo que será nuestro trabajo misionero en el centro de Santiago. Ya finalizamos nuestro estudio del Dios pródigo, libro de Timothy Keller, que hace una lectura profunda de la Parábola del Hijo Pródigo, rescatando la figura y el significado de la historia del hijo mayor en el desarrollo de esta narración, cuyo carácter y perfil nos resultaron mucho más familiares y pudimos entender que constituía una persona perdida al igual que el hijo menor, cuya perdición era mucho más evidente. Esto, sin duda, nos ayudó a entender la importancia de Dios en nuestra vida sólo por ser Dios más allá de lo que Él hizo, ha hecho y hará por cada uno de nosotros, comprender que la definición cristiana de nuestra vida y el desarrollo de nuestra misión, siguiendo el imperativo que aparece en Mateo 28: 18-20, es un acto de adoración al Señor, para darle gloria a Él y no ya para tratar de retribuir en “algo” su amor por nosotros o porque forma parte de nuestras obligaciones cristianas. Entendemos el servicio al Señor como la consecuencia de nuestro amor por Dios y no como un medio que nos llevará a recibir bendiciones de parte de Nuestro Señor.

De esta manera, pusimos en crisis nuestros conceptos de Pecado, Perdición para reconocer a Cristo como el verdadero hermano mayor, que ama verdaderamente al Padre, por lo tanto se preocupa de hacer su voluntad, de cumplir sus anhelos. Él viene en busca de cada uno de nosotros, nos viene a rescatar, nos justifica y nos lleva de regreso a la casa de Nuestro Padre Celestial.

También, hemos comenzado a estudiar el libro “Vayan y hagan Discípulos” de Roger S. Greenway, donde poco a poco nos hemos ido empapando de una mirada más práctica del desarrollo de las misiones, ello por supuesto con un respaldo bíblico sustentable que el autor comparte en cada punto que habla del cotidiano de la Misión. Hasta ahora hemos reflexionado sobre lo que es el campo misionero hoy, la trascendencia e importancia del desarrollo de las misiones en el mundo, y por supuesto el rol preponderante si no único del Espíritu Santo en la promoción, desarrollo, dirección y resultado de la proclamación del Evangelio.

Pero, no sólo hemos ido creciendo en el conocimiento y reflexión de la Palabra del Señor, pues el amor y la comunión que día a día cultivamos con Nuestro Dios, paulatina e inexorablemente se va reflejando entre nosotros, que siendo un grupo de hermanos en la fe, también somos un grupo de amigos, que vive la adoración a Nuestro Dios libremente. Cuestión, que quedó de manifiesto el sábado recién pasado en la sala de eventos, que se ubica en el piso 26 de un edificio central en Teatinos, donde viven Claudia y Jorge, allí a la usanza de la Iglesia del primer siglo, compartimos la comida, que en nuestro caso fueron unos ricos tacos, hicimos un devocional a Nuestro Dios y compartimos la Cena del Señor. Así, se desdibuja en nuestro andar la división que hemos hecho de nuestra vida. “Sagrado y secular se fundieron”, manifiesta regocijado el Rev. Jonathan Muñoz, Pastor de Uno. Una frase, que pensando pragmáticamente nuestro proyecto se vuelve clave, pues entendemos que peinados estrafalarios, ropas que escapan a nuestro concepto de normalidad y/o vidas que no obedecen nuestros patrones morales, no son impedimentos para acercarnos a contar las buenas nuevas, Cristo mismo vino en busca de pecadores y se relacionó con ellos, de la misma forma, nosotros entendemos que el papel de la iglesia no se remite sólo al contexto de lo “sagrado”, sino que lo trasciende ampliamente. Oremos para que el Señor nos fortalezca, ayude y dirija este anhelo misionero que el Espíritu Santo ha puesto en el corazón de cada uno de los cristianos y cristianas que conformamos UNO.

martes, 18 de mayo de 2010

EL CENTRO



Aquí les comparto el pensamiento de un gran teólogo actual, Donald A. Carson.

Que nos haga pensar y tomar decisiones radicales POR el Evangelio:

Si la iglesia está siendo edificada con grandes porciones de encanto, personalidad, oratoria pegajosa, pensamiento positivo, habilidades empresariales, experiencias emocionales poderosas y astucia personal, pero sin la proclamación continua, apasionada y llena del Espíritu de “Cristo y este crucificado”, podemos estar ganando más adherentes que convertidos… no pienses que puedes adoptar las filosofías y valores de este mundo como si tales opciones no tuvieran un impacto profundamente perjudicial en la iglesia. No pienses que puedes escapar de eso. No te engañes pensando que estás en onda, que eres un cristiano de vanguardia, cuando en realidad estás abandonando el Evangelio y causando daño a la iglesia de Dios. (D. A. Carson, The cross and Christian Ministry, p. 80, 84)

Recuerden amigos: sin Evangelio no hay misión, sólo quedaría una "iglesia" transformada en un club social que se confunde con su entorno y que ya no es sal. El centro de UNO es Cristo y no nos proponemos otra cosa que proclamar el Evangelio, o sea a Cristo crucificado. ¡Este es el poder de Dios! Y el poder de Dios no necesita ayuda de parafernalias religiosas, cools o hips.

Esto sólo será realidad en UNO, si primero lo es en los corazones de quienes formamos parte de UNO: ¡QUE CRISTO, EL EVANGELIO, SU CRUZ Y SU TUMBA VACÍA, SEAN EL CENTRO DE NUESTRO ANDAR DIARIO!